Ni positivo, ni negativo: consejos para hacer un balance de año constructivo
Se termina el año y llega el momento del balance. Es tiempo de reflexionar sobre los objetivos que se alcanzaron y los que quedaron pendientes. Para muchos se ha convertido incluso en una tradición. ¿Pero qué tan saludable es este proceso? Realizar esta autoevaluación para algunas personas puede representar un motivo de frustración ante aquellas metas que no llegaron a cumplirse. Por eso es importante tratar de encarar siempre este tipo de revisión de manera constructiva con el objetivo de evitar sentimientos de fracaso y desilusión.
Primero, es necesario entender que un balance puede ser muy satisfactorio, porque implica un ejercicio de reflexión y de autoconocimiento que contribuye al crecimiento personal y al desarrollo profesional. Para evitar la autoexigencia es fundamental comprender que alcanzar un objetivo no siempre depende en su totalidad de lo que hacemos. Circunstancias imprevistas sobre las que no tenemos control pueden modificar el plan trazado e incluso pueden surgir nuevos desafíos en el transcurso del año que nos obliguen a posponer aquello que nos habíamos propuesto en un principio.
Es importante tener en cuenta que el estado emocional al momento de realizar el balance tiene un fuerte peso, por lo que no es recomendable encararlo en situaciones de crisis, tristeza o preocupaciones. También es importante hacerlo en soledad: no dejés que la opinión de otra persona influya en este proceso ni te condicione.
Si no alcanzaste algo que te habías propuesto, no te desanimes. Pensá en los pasos intermedios que diste rumbo a la meta. Tené siempre en cuenta que muchos objetivos requieren de varios pasos intermedios y quizás a lo largo del año hiciste algunos avances importantes. Al momento de hacer tu balance, no califiqués tu rendimiento ni lo valorés en escalas de “bien” y “mal” o “correcto” e “incorrecto”. Siempre es mejor hacer una evaluación de cómo te sentís y de lo que es importante para vos: analizá los motivos por lo que no llegaste a cumplir un objetivo y visualizá oportunidades de mejora. De ese modo, al identificar nuevas estrategias y acciones, podrás potenciar tu próximo plan de objetivos para el año siguiente.
En definitiva, hacer un balance anual puede ser un proceso constructivo siempre que cambiés tu perspectiva y logrés gestionar las expectativas. Diseñar un plan realista, con objetivos concretos y alcanzables te ayudará en este sentido. En otras palabras, aprender a disfrutar del recorrido es lo que te permitirá seguir siempre adelante.