Jugar con los hijos beneficia también la salud de los padres
Correr y saltar, hacer mímica, cantar o practicar algún deporte: el acto de jugar puede tomar muchas formas y es sabido que el juego es fundamental para el desarrollo físico y psicológico de los niños. Estudios recientes han determinado que estas actividades también resultan muy beneficiosas para la salud de los padres cuando las comparten con sus hijos. ¿Lo sabías? ¡Aprovechá en estas vacaciones para tener estos momentos de diversión junto a ellos!
Cuando se trata de juegos que implican una actividad física, las consecuencias positivas son evidentes: con el ejercicio se fortalecen los músculos, los huesos, los pulmones y el corazón. Esto permite bajar el colesterol y reduce el riesgo de contraer obesidad y diabetes. Además, jugar en familia contribuye a desarrollar lazos emocionales y refuerza la comunicación y la conexión. Para los padres, estos estímulos disminuyen el estrés, contrarrestan tensiones e incrementan la creatividad y la resiliencia.
Las experiencias lúdicas con los niños ayudan a cambiar la perspectiva, romper con estereotipos y abrir la mente, lo que puede ser muy importante para encontrar nuevas ideas y formas originales de resolver problemas en el ámbito laboral y en la vida cotidiana. En ese sentido, también representa una manera de modificar la mirada y el modo en que nos relacionamos con el uso del tiempo. En una sesión de juegos, los padres pueden relajarse, liberarse de sus preocupaciones y responsabilidades, y así sentir cómo se atenúa la ansiedad gracias a la producción de dopamina en el cerebro.
Con al menos 15 minutos diarios de juego compartido, los efectos deseables serán notorios y contribuirán al bienestar de adultos y chicos por igual. No hay nada mejor que contagiarse de la energía y la alegría de los pequeños. Jugar con ellos implica aprender a disfrutar los momentos de felicidad. Con su imaginación, su inocencia y toda su vitalidad, los niños tienen mucho que enseñarnos sobre su forma de ver el mundo.