¿Cómo reacciona nuestro cerebro cuando viajamos?
Estás en la playa. Es un hermoso día soleado. Mirás el mar y no podés parar de sonreír. Es sabido que viajar genera una sensación de felicidad y bienestar. ¿Pero cuáles son los fundamentos científicos detrás de esta reacción? La ciencia ha investigado cuáles son los cambios que se producen en el cerebro al momento de conocer nuevos lugares y de realizar actividades que rompen con nuestra rutina. ¡Seguí leyendo para conocer por qué se siente tan lindo estar en “modo viaje”!
Como toda experiencia novedosa e intensa que implica salir de la zona de confort, viajar estimula y flexibiliza las conexiones nerviosas. Esto motiva a que el cerebro desarrolle nuevas habilidades en la búsqueda de adaptación a los cambios. Visitar nuevos lugares, conocer nuevas costumbres y personas, descubrir paisajes y disfrutar acciones recreativas nos llevan a modificar nuestra perspectiva y amplían nuestra visión. Por eso nos sentimos como nuevos cada vez que volvemos de un viaje!
Percibir nuevos sabores, aromas e incluso escuchar idiomas diferentes revitalizan la mente al incrementar la flexibilidad cognitiva. El impacto de todas estas nuevas experiencias estimulan nuestro cerebro y lo hacen “entrenar”, como si se tratara de un músculo. Se han realizado numerosos experimentos que comprueban que las personas abiertas a nuevas experiencias tienden a tener mejores resultados en test cognitivos, de resolución de problemas y de memoria.
Por otro lado, viajar se siente como una recompensa que nos damos a nosotros mismos. Esto reduce el cortisol (hormona vinculada al estrés) y, al estar relajados, baja la ansiedad y mejora el estado anímico en general. Así, desaparecen las emociones negativas y la tensión, lo que conlleva mayores niveles de energía y de satisfacción. En otras palabras, viajá más: tu cerebro te lo va a agradecer.